ChatGPT: ¿blanco o negro?

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En los últimos días se ha desatado una polémica, en el contexto de la educación, alrededor del ChatGPT de la startup californiana OpenAI, unos lo ven como la trampa estudiantil, otros que podría ser el fin de los deberes y no pocos que no fomenta el pensamiento crítico.

Derivado de estas opiniones varias instituciones han decidido enfrentarlo, como el Departamento de Educación de New York, su homólogo de los Ángeles y ocho principales universidades australianas.

¿Qué significa prohibir?

Para Olivier Ertzscheid, investigador de una universidad del oeste de Francia, la prohibición del instrumento es de todas maneras «contraproducente» pues refuerza el deseo de los estudiantes por utilizarlo. Coincido con Anna Quindlen, periodista que nació en Estados Unidos, que las ideas son sólo letal si se suprime y no se discuten…

A diferencia de muchos de sus colegas, el académico en filosofía de la Universidad del Norte de Michigan, Anthony Aumann, explicó que planea incluir el uso de estas tecnologías en su programa, para que así sus estudiantes puedan evaluar la veracidad de lo escrito por la inteligencia  artificial.

Sin dudas, la IA impactará en el “cómo” enseñamos. Es necesaria una reflexión sobre la actualización de los métodos de enseñanza y aprendizaje y desplegar una visión integral de todos los procesos sustantivos de las universidades.

En el 2011 colaboré en el artículo: “Suma o resta del proceso de investigación científica estudiantil al proceso sustantivo de investigación científica”, en ese trabajo se enfatizó que: … “no basta que en las universidades prevalezca la actividad de recopilación de información o búsqueda bibliográfica, no basta con encomendar la profundización en determinados temas de su profesión, no basta con esperar las tesis de culminación de estudio para acercarse a un diseño de una investigación científica a través de la formulación de un problema científico y el planteamiento de una hipótesis”.

Se confirma que es esencial que los estudiantes incorporen a sus métodos de hacer cotidiano la construcción del conocimiento, la formación científica y la motivación investigativa, sobre bases metodológicas y prácticas de investigación científica.

Valoro como alternativas a la prohibición del chatGPT:

  • Desarrollar en los jóvenes universitarios la pasión por la investigación científica, una pasión que les permita comprender que esa herramienta es una tecnología inteligente para el aprendizaje, pero que no será suficiente para comprender e insertarse en ese futuro incierto,  interconectado y muy complejo a lo que estarán sometidos.
  • Cambiar la manera en que se evalúan los alumnos, porque “esta no será la última innovación con la que tendremos que lidiar”, según palabras del rector de la Universidad de Florida, Joe Glover,.
  • El trabajo en conjunto entre los expertos en IA y los expertos en educación, para acordar nuevas formas de estimular la creatividad y la innovación y no el fraude, en los futuros profesionales de la sociedad.
  • Fomentar grupos de investigación en las universidades como por ejemplo el que se ha creado en la Universidad de Alicante sobre el tema de Smart Learning, para investigar sobre las tecnologías inteligentes para el aprendizaje.

Estoy segura que es inevitable el crecimiento de la IA en todos los sectores de la sociedad. Las cualidades del ChatGPT  no son ni blancas ni negras. Las tecnologías disruptivas transformarán el ecosistema educativo internacional. Recomiendo encontrar junto a los estudiantes  la manera más adecuada para utilizarlas como herramientas proactivas y necesarias. Prohibir el ChatGPT es evidencia de nuestra resistencia al cambio tecnológico. Sumar y no restar, esa será la solución para enfrentar los retos de esta era digital.

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