
Las ciudades inteligentes son una tendencia actual en función del avance de la transformación digital en los servicios públicos, investigaciones recientes denotan la aceptación ciudadana y el aumento de sus demandas en función del uso de las TIC.
¿Qué es una ciudad inteligente?
Según la Comisión Europea, una ciudad inteligente es un lugar donde las redes y servicios tradicionales se vuelven más eficientes con el uso de soluciones digitales en beneficio de sus habitantes y negocios. Significa redes de transporte urbano más inteligentes, suministro de agua mejorado e instalaciones de eliminación de desechos y formas más eficientes de iluminar y calentar los edificios. También significa una administración de la ciudad más interactiva y receptiva, espacios públicos más seguros y la satisfacción de las necesidades de una población que envejece.
Se basa en el uso intenso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en prestación de servicios públicos de alta calidad y calidez, seguridad, productividad, competitividad, innovación, emprendimiento, participación, formación y capacitación.
De acuerdo con Guerra de los ríos (2020), entre los componentes que se analizan dentro de este concepto multidimensional están la economía circular y el desarrollo sostenible, los datos, la idea de ciudades nocturnas, y la gobernanza y la participación ciudadana
¿Qué beneficios supone?
Los benéficos son disimiles y cada día se descubren nuevos, en función del avance de la ciencia y el hombre como ser social dotado de la capacidad de innovar. Según Carezco Alcalde (2022) entre los beneficios se encuentra:
- Contribuir a la mejora del medio ambiente
- Ahorrar costes a sus ciudadanos
- Optimizar los servicios públicos
- Mejorar la transparencia en la gestión de las administraciones
- Conseguir retener empresas y atraer talento
- Mejorar la comunicación con los ciudadanos
Desde el punto de vista del ciudadano supone numerosos beneficios más tangibles, entre ellos se destaca el transporte inteligente. Una ciudad inteligente admite el transporte de varias formas a la vez (taxi, autobús, bicicleta, patinetas, tranvía, entre otros) todos funcionando de manera sincronizada a través de los semáforos inteligentes, estacionamiento inteligente y con una precisión tal que el ciudadano traza sus propias rutas de movimiento sin perder un minuto de sus vidas. Los sistemas de GPS contribuyen a la puesta a punto de cada uno de estos medios de transporte. Por otro lado, la urbanización inteligente, repercute directamente en las normas y legislaciones del ordenamiento urbano, incluye desde la recogida de desechos sólidos, el acceso a los centros comerciales hasta la atención a personas vulnerables y ancianas.
Principales retos
El principal reto al que se enfrenta una ciudad inteligente es contar con un equipo de gestores que sean capaces de ejecutar las soluciones necesarias para hacer frente a la complejidad de los proyectos.
Según Crespo Garay (2022) la superpoblación, el cambio climático y el avance de la tecnología desafían a las grandes urbes del mundo a responder de forma inteligente.
Por su parte la resistencia al cambio es un elemento que se asocia a la desconfianza de los ciudadanos y limita que los nuevos proyectos tengan una mayor eficacia a corto plazo. Es considerable el envejecimiento poblacional existente en las grandes ciudades, factor que se asocia con esquemas tradicionales para la gestión ciudadana, lo que afecta la introducción de nuevas herramientas basadas en el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones.
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